13/6/08

Good People

Es doloroso acostumbrarse a la gente. Más que nada, por el momento en el que hay que decir adiós. Una se acomoda en lo ya establecido. En la monotonía. La sola idea de que esa propia monotonía, dentro de tres semanas, se verá truncada, hace daño al tiempo que queda.

(...)

Llevo tiempo pensando cómo escribir lo que siento, por que creo que este es un caso excepcional. Nunca me he encariñado tan rápido con una persona con la que no me parezco en absoluto, y con la que, en cambio, conecto bastante bien. Sé que hay muchos factores que influyen en el hecho de que se haya establecido una buena relación, soy consciente de ello. Y que quizás, en otras circunstancias, las cosas serían totalmente diferentes. Pero la situación es la que es, y la conexión está ahí... y me hace falta.

Últimamente he tendido a exteriorizar esa falta de cariño que vengo sintiendo desde hace tiempo, ese vacío que está ahí como una sombra grande. He buscado el contacto humano. Lo he dado y lo he recibido. Pequeños gestos que se convierten en algo grande, por que te reconfortan el estar en el mundo. No soy una persona que dé muestras de cariño, y menos mediante el contacto físico, pero estos últimos meses he disfrutado de una pequeña libertad que me he autoimpuesto, para lidiar con el peso de mi alma. Cierto es que siempre he medido a quién doy la muestra, y en qué grado. Como siempre, mi razón está un paso por delante de mi corazón.

Tengo que saber medir mis ansias. Es algo que siempre me ha caracterizado y que todavía no consigo controlar.

Cuando una se acostumbra a este tipo de cosas, lo que no quiere es perderlo. Pero todo principio tiene un final. Ya lo dijo el Oráculo de Matriz. Duele que sea más pronto que tarde. Una de mis predilecciones en el FNAC acaba dentro de tres semanas. Me asombra la facilidad con la que ha conseguido acceder a mí. Antes he dicho que nunca me había encariñado tan rápido con una persona con la que no me parezco en nada. Realmente, nunca me había encariñado tan rápido de nadie. El tipo es especial, qué le vamos a hacer. Él sabe que se le añorará. Sabe que le añoraré. Y que antes o después, me cobraré todos los paquetes de chicles que me lleva usurpados.

Es malo acostumbrarse a la gente. Después de asentar el cariño, te lo arrancan del pecho. Vuelves a empezar, mientras que cicatriza la herida. Y en la nueva monotonía, te preguntas quién cubrirá su falta. Nadie.


2 comentarios:

Iriel dijo...

Al menos quedará su bello recuerdo...

Alonsa dijo...

Y además hay vida después del trabajo... quiero decir que, en principio, no se tendría por qué perder el contacto... y aún os queda tiempo, hasta que llegue el odiado día... ¡aprovéchalo! y no lo pases atormentada, de lo contrario el tiempo habrá ganado por adelantado (y odio que haga eso!!! ¬¬ xD).
Besotes amorosos :@@@@@@@@@