17/12/10

Enjoy The Silence II

- 26.10.11:
Black Friday. El día después de Thanksgiving en los EEUU hay rebajas. Y mi madre y yo nos vamos a Jersey Gardens, un outlet gigantesco en el cual te podrías pasar perfectamente una semana entera y todavía te faltaría tiempo. Y por supuesto, los americanos están acostumbrados a hacer colas por cualquier cosa... porque siempre son demasiados por todas partes.

Inexplicablemente, no es un agobio, a pesar de la cantidad de gente que hay por aquí. Incluso una tiene su propio espacio vital para caminar sin chocarse con nadie. Me acuerdo de mis días en BCN, un sábado cualquiera en el FNAC... y la verdad es que tenemos mucho que envidiar de esta gente.

Hay peña que viene con maletas al outlet. Hay tropecientas mil tiendas y se gastan no se cuántos millones de dólares.

Madre mía. No se puede entrar en la tienda de Levis. Es imposible ver los vaqueros. Y en la tienda Victoria's Secret hay cola hasta para entrar.

Creo que me he gastado unos 500 dólares así por la cara, en cinco horas. Me cambio las Converse por unas Adidas recién compradas. Dios, qué maravilla. Una comodidad Adidas que sólo me cuesta 28€.

Me lía un americano que, mala suerte para mí, sabe castellano, y me gasto 140 dólares en una plancha supersónica para el pelo y salgo del outlet con un peinado que ni Ricitos de Oro (a día de hoy, puedo decir que los dólares están muy bien invertidos porque la plancha es la puta polla, hablando mal y pronto xD).

Después de la locura y un paseo desde la parada de bus al hotel largo del carajo cargando tooooooooodas las bolsas mi madre y yo, llegamos a la habitación y nos falta una bolsa. Una de las mías. Me quiero morir. Un pantalón vaquero negro, una camisa blanca y un jersey. Todo bien conjuntado. Mi madre me da 50 dólares por la pérdida. Y yo me tiro en la cama en plan resignada. Mi cabeza empieza a pensar sola y se da cuenta de que es imposible que la bolsa se haya quedado en el bus o se nos haya caído, porque era una bolsa que recuerdo haber visto en mi mano al llegar al hotel. Mi madre baja y la bolsa está en recepción. Me la había dejado al lado del ascensor sin darme cuenta. Le devuelvo los 50 dólares a mi madre. Si es que es un cacho de pan, la tía. Me dice: "Menos mal, ahora ya puedo estar feliz por mis compras sin que me sepa mal por ti". ¡¡Si es que hay que quererla!! xDD

- 27.11.10:
Es increible. El hombre del tiempo no se ha equivocado ni una sola vez desde que llegamos. Incluso predijo bien la hora de la lluvia del jueves. Ya podrían ser así de buenos nuestros meteórologos.

Subiendo a 300km/h la horrorosa cuesta a la parada de bus para no perderlo, me fijo en que hay un montón de cables de electricidad cruzando de lado a lado, de una casa a la otra, la calle. Cuando estamos arriba, nos damos cuenta de que el bus no va a pasar hasta dentro de 40 minutos, porque habíamos mirado el horario del viernes... y es sábado. Vale. Viene un minibus de otra empresa, y más barato, que nos lleva hasta la misma parada. Mientras que en el bus de línea había americanos, en este prácticamente son todos hispanos. Qué cosas.

Por fin, el MOMA. Impresionante. El diseño arquitecto del museo es la caña. Y me hace una ilusión tremenda que parte de los fotógrafos que he estudiado están expuestos. Hay una foto de Sally Mann retratando a su hija que me impacta sobremanera. Faltan días para verse el museo entero y todas sus exposiciones. En medio de nuestro recorrido oímos gritos en unas plantas más abajo. Por suerte, había leído a la entrada que están haciendo una exposición de sonidos (!!) en la cual se pide la participación del público y que posiblemente se escuchen cosas raras. Me empiezan a doler los pies. Hay cosas expuestas que son muy interesantes. Y otras que te plantas delante y haces "¿?¿?¿?¿?¿?¿?¿?". Por aquí andan los eruditos con su bloc de notas tomando apuntes de todo.

Después de la visita a la tienda de regalos del MOMA (de la cual me llevaría todo, pero no me llevo nada), nos vamos a por unos pancakes. Nos timan 40 dólares por dos pancakes, un trozo de tarta de queso y dos cafés asquerosos. La cheesecake es de las peores que he podido probar en un restaurante. Por cierto, los americanos no tienen ni puta idea de hacer café.

Pasamos otra vez cerca del Central Park. Me gustaría volver a entrar y perderme otra vez, pero hay todavía demasiadas cosas que ver. Nos vamos a la Catedral de St Paul. La verdad es que impacta la imagen de una catedral entre tanto edificio moderno y alto. Hay un montón de peña. Las vidrieras son super coloridas. Me encanta el rosetón. Es enorme. Hay dos americanas que no saben encender una vela. De verdad, cuánta estupidez humana. Y es curioso ver gente rezando entre tanto turista haciendo fotos. Sin flash, eso sí.

Seguimos nuestro recorrido hacia abajo, para ir hasta a la New York Public Library. Estamos ya bastante cansadas. Creo que la única parte del cuerpo que no me duele es la cabeza. La biblioteca está muy cuidada. Aprovecho que hay una pequeña exposición fotográfica mientras mi madre se sienta en un banco a descansar sus pies. Cuando vuelvo a buscarla, aparte de ver un árbol de navidad gigantesco dentro de la entrada principal, veo que la mujer se ha quedado roqui en el banco. Y la paliza que nos queda todavía.

Vamos a la Grand Central Station. La estación de las películas. ¿Quién puñetas no ha visto el hall en el cine? Impresiona la leche cuando estás ahí. Y por supuesto, que no falten las banderas. ¡Ah, el mítico reloj! Está prohibido sentarse en las escaleras. Y la gente viene y va a todas horas.

Ya que nos queda cerca, nos vamos al Bryant Park y al mercadillo navideño que ya tienen montado. Se ve a lo lejos el gran Empire State Building. Cómo despunta el jodido. Bueno, por lo que se puede ver, el mercadillo es un mercadillo bastante pijete. Creo que aquí no hay nada que valga menos de 50 dólares. Cágate lorito. Y en el centro, una pista de patinaje. Mucho más barata que la del Rockefeller Center. Tanto que es gratis. Lo único que tienes que pagar son los patines, no como en la otra... que vete tú a saber cuánto te cobran por pisar el hielo. Estamos un rato viendo a la gente intentando no caerse. Hay un negro (guapísimo, por cierto) que baila con mucho estilo con sus propios patines. Lo que pasa que necesita demasiado espacio para sus vueltas y hay mucho inexperto que tiene la pinta de ir directo a estamparse contra él.

Hace rato que ha caído la noche en Manhattan. Empieza a hacer más frío. Y aparte del dolor de pies, el estómago ruge. Y toca ya una hamburguesa americana de verdad. Nos vamos al Schnippers, que nos queda al lado de la estación de bus. El lugar es único en el mundo. No hay más Schnippers repartidos por ahí. Y la hamburguesa está asquerosamente buena. Pero joder, cómo me huelen los dedos después a cebolla. Da igual que me lave las manos, ahí sigue el olor.

Sigo viendo tíos guapos por doquier. ¡Ays, si pudiera quedarme!

- 28.11.10:
Hoy toca el Distrito Financiero y el puente de Brooklyn. Y lo que podamos ver por el camino. No me olvido de mis cereales. Los voy a echar de menos cuando nos vayamos.

Llegamos a Vesey Street, que está al lado de la Zona Zero. Antes de dirigirnos para allí, nos paramos a ver un monumento a los Irlandeses, al lado del río Hudson. Es un trozo de "aldea". Y en piedra están grabados los nombres de las ciudades irlandesas.

Nos metemos en un edificio que tiene forma de cúpula. Dentro hay unas 30 palmeras. Pero de las de verdad. Me flipa lo de esta gente. Cuando cruzamos el edificio, salimos al hueco que han dejado las Torres Gemelas. Se me ponen los pelos de punta al pensar en el 11 de Septiembre. Me intento imaginar ahí, en el día en que sucedió todo y de verdad es que me quedo muy impresionada. Ahora son todo obras.

Seguimos caminando por la zona con la idea de ir hasta el Puente de Brooklyn y cruzarlo. Por el camino encontramos un memorandum a los bomberos que perdieron la vida en el 11-S. Una placa de no sé cuántos metros, de metal color bronce. El nombre de los que estuvieron ahí. Y el museo del 11-S. Y alrededor de toda esa zona, vallada, fotos del nuevo edificio que ocupará la zona.

Después de un largo paseo, por fin llegamos al Puente Colgante. Qué pasada de puente. Uno claramente puede llegar allí, verlo e irse. Pero hay que cruzarlo. ¡No puedes ir a NY y no cruzar el puente de Brooklyn! A mi madre casi la atropella una bici en la vuelta hacia NY y casi se muere de un infarto del susto. Hago tropecientas mil fotos y todas se parecen a las que siempre se ven del puente. Pero es que... ¿qué otra foto se va a hacer? Un matrimonio me pide que les haga una foto. Aprieto y veo que estoy haciendo un vídeo. El hombre me pide disculpas 30 veces por no haberse dado cuenta. Les hago la foto. Me dice: "Oh!! Very professional!!" Es una compacta del año catapún que va a pilas. Con unas nociones de encuadrar, cualquiera puede ser profesional xD.

Ya hemos cruzado. Se oye música. Un grupo de B-boys están haciendo una pequeña demostración de sus dotes. Nos quedamos a verles. Madre de Dios. Hay uno con una mata de pelos rizados exageradamente afro. Impacta y desentona con el cuerpazo que tiene el tipo. Se ponen a bailar. Me pongo a hacer un vídeo. Cuando terminan, tienen una forma muy peculiar de pedir dinero. Básicamente nos dicen que si no dejamos dinero, nos perseguirán por la calle... Qué jachondos. Por cierto, el de los pelos afros... Era una peluca. Menos mal.

City Hall Park. Menudas esculturas raritas hay por aquí. El Ayuntamiento está cerrado. Y no puedo dejar de pensar en la película de Al Pacino que se llama, precisamente, "City Hall". La tengo, pero no la he visto, así que no sé si realmente está hecha en NY. Ah... Al Pacino. Ya podría haberme cruzado contigo en tu ciudad. Si es que no te dejas ver.

Cuando vamos a cruzar la calle, oímos más música. Ese tipo de música que se oye a través de esos típicos altavoces que remarcan los graves, y que suelen ser el equipo de música de los típicos coches gigantes que sólo se ven en las películas americanas (pongamos como ejemplo el que conduce el propio Tony Soprano por New Jersey), y que, mayoritariamente, las conduce el típico negro americano. La música retumba por toda la manzana. Y mientras mi madre y yo nos giramos esperando un monovolumen americano, pasa un Honda de estos largos, de por lo menos 10 años, de color verde oscuro, con la pintura ya saltada, con un negro dentro (eso sí), todo emocionado y dándose vidilla a sí mismo por la música que sale de su coche. Me empiezo a partir de risa. No me cabe en la cabeza. El tío está parado en el semáforo prácticamente a una manzana de nosotras y todavía se oye su música. Claramente, se ha dejado la pasta en el equipo de música, y no en el coche.

Una señora nos engaña y nos dice que en Tribeca, los domingos no hay buses. Nos ponemos a caminar y a la media hora vemos que pasa el bus que precisamente, queríamos coger. Me cago en la señora. Y en toda su familia. Deshacemos parte del camino que hemos hecho para recortar un par de paradas. Y por el camino nos encontramos una plaza, la de Washington. Qué bonitos son todos los parques. Y qué coloridos.

Llegamos al Empire State Building. Subimos. Bueno, eso de subir es un decir. Primero hacemos una cola para esto. Ahora, una cola para lo otro. Y otra cola más. Y espera, que queda otra, todavía. Después de 30 minutos, estamos arriba. Toda NY a nuestros pies. Y el Sol se está escondiendo. Ays, qué vistas. Y qué frío hace, joder. Unos gallegos discuten, detrás mía, dónde son mejores las vistas, si aquí o en el Top Of The Rock. Yo no me decido por ninguno de los dos.

Volviendo al centro, entramos en Toy 'R Us, más que nada porque me habían dicho que tenía que hacerlo. Mecagoenlahostiaputa. Hay una noria dentro de la tienda. Y los niños subidos con los padres, dan vueltas en ella. Esto es flipante.

Y cómo no. No nos podíamos ir de aquí sin pisar el Planet Hollywood. Nos ha tocado la camarera más sosa de todas. Qué le vamos a hacer. De tanta gente que nos tiene que poner buena cara, alguna tenía que tocarnos que estuviera hasta los mismísimos de sonreír todo el día. Qué estrés. Me como una lasaña de Los Ángeles que está impresionante. Mi madre disfruta de unas costillas. Y Jay-Z y Alicia Keys nos cantan, en 300 monitores, "Empire State Of Mind". Empiezo a decir, como una loca: "¡Ah! ¡¡Yo he estado allí!!", mientras veo el videoclip.

Esto se acaba, amigos.

- 29.11.10:
Se acabó lo que se daba.

Un americano frente a mí se come un bocadillo de medio metro de longitud. Mi madre y yo nos hemos comido un minimenú chino en medio del aeropuerto de Newark.

Son las 17:25. Dentro de una hora debería empezar el embarque. Por suerte, hoy no tenemos retraso. Vamos a deshacer los 6.500km. Llegaremos a las 9, hora española, a Barcelona. Y hasta las 15.50 no sale el vuelo a Palma. El día (o los días) se me va a hacer eterno.

Nos comemos el último banana nuit muffin de los EEUU. Qué bonita y qué grande es. ¡Igualita a NY!

- Bonus Track:
El chico que se me sentó al lado, en el vuelo, era... un personaje de mucho cuidado. Vi una película. Y prácticamente, el resto del tiempo, me lo pasé dormida. Así que me dio la impresión de que llegamos en un plis plas a BCN. Hiciemos tiempo durmiendo en unos bancos imposibles (para nosotras eran las 3 de la mañana). Y luego, hicimos todavía más tiempo durmiendo en los mismos bancos imposibles pero ya un poquito más cerca de la puerta de embarque de nuestro vuelo a casa.

No recuerdo qué hora era cuando llegamos a Mallorca. Y menos mal que nuestras maletas estaban donde tenían que estar. Imaginaos... Que no llegasen y tener que hacer la reclamación. Qué palo.

Llegamos a casa. Home sweet home. La verdad es que después de estar dos días de viaje te importa una mierda que hayas dejado atrás NY. Lo único que una quiere es pillar la cama y dormir. Y eso hice. 14 horas.

2/12/10

Enjoy The Silence I

-22.11.10:
Day Zero. No nos podía salir todo perfecto. Después de probar y tener suerte con un vuelo anterior al nuestro de PMI a BCN, porque era algo justo de tiempo de la llegada del vuelo y la salida del de Newark, nada más llegar a la ciudad condal y mirar las pantallas de información, vemos que tenemos 1 hora y 45 minutos de retraso. Tanto madrugar para nada. Al cabo de 30 minutos, nuestro vuelo a Newark está estimado que salga a las 13 horas españolas. O sea, 2h y 30min más tarde. Adiós al atardecer en Times Square. No sé como tomarme el retraso. Lo máximo que he tenido en mi vida, que yo recuerde, fueron 45 minutos como mucho, a algún vuelo a Barcelona o a Galicia, por aquellos tiempos. En este momento me acuerdo de todos nuestros clientes alemanes que han sufrido los retrasos de la Condor a lo largo del verano... y me siento como ellos.

Llevamos 7 horas en el avión. Mi culo, desde hace 3, ya tiene la forma del asiento. Por fin he perdido el miedo a los baños de los aviones, más que nada por narices. No recuerdo haber pisado ninguno desde que tenía, mínimo, diez años. En serio, ¿quién puede tomarse la tranquilidad para llevar a cabo ciertos quehaceres, con ese ruido y espacio mínimo y claustrofóbico? Todavía nos quedan 1063km por recorrer. Con un poco de suerte, todavía habrá luz en Newark, mientras el resto de Europa y Asia hace tiempo que están durmiendo.

Ya hemos llegado. Después de 6500km. Creo que hasta dentro de tres años, no vuelvo a hacer un viaje tan largo. Así que Argentina, tendrás que esperar paciente.

Nuestro Shuttle no está esperándonos. No hay ninguna oficina de la compañía. Tenemos que llamarles con un número gratuito. Resulta que ha habido un error y tenemos que pagar 50 dólares extras y esperar media hora. Fuera, los coches son enormes. Los más normalitos son los taxis amarillos. Menudo conductor nos ha tocado.

El hotel está decorado con luces feísimas por la parte de fuera. Dentro, hace un calor de la ostia. Casi todos los que trabajan son indios. Lo primero que me encuentro en la habitación, aparte de las dos camas dobles, es una biblia en el cajón de la mesilla. Qué grima.

Fuera, más coches enormes y cuestas inclinadísimas. Parece que estamos en San Francisco. Compramos algo para cenar (una magdalena y un bizcocho de plátano y nueces que está impresionante), y vemos los paneles anunciando abogados de los que tanto nos había hablado mi hermano, de cuando se fue a Las Vegas y San Francisco. Ya se sabe que en EEUU te demandan por cualquier cosa.

No nos da tiempo bajar a NY. Nos quedamos en la habitación viendo, por primera vez, House M.D en la propia Fox, en el propio día de emisión. Eso sí, tendré que bajármelo cuando llegue a Mallorca, porque no me entero de la mitad.

-23.11.10:
Salgo de la ducha y siento que estamos a 28 grados en la habitación. Mientras intento relajarme con el "aire acondicionado" para que se me pase el sofoco, a través de la ventana veo una ardilla rebuscando comida en unas cajas de pizza. Qué gracia.

En el desayuno nos comemos un waffle con sirope de manzana. En las películas parece más espeso. También pruebo los vistosos cereales de colores que saben a colorante más que a otra cosa. Aquí todo el mundo es la ostia de servicial y de repipi. Parece que hay que dar las gracias hasta por llamar al ascensor. Esto no se ve en España.

En el bus camino a NY, me doy cuenta de que estoy a pocos minutos de pisar la gran ciudad. Qué ilusa. Hay un tráfico del carajo. Pasamos por el Tunel de Lincoln, más largo que un día sin pan. Pero qué impaciencia, por dios.

Ya estamos. Ya se ve el Empire State Building. Pienso en el Alexander Platz de Berlín. El McDonalds está decorado con luces de Broadway. Qué flipe. Taxis amarillos cada tres metros. La policia por todos lados. Y el museo de cera! Está Whoopi Goldberg (su figura) en la entrada, y como dirían los americanos "It creeps the hell out of me!!".

Nos marcamos un tour por el Downtown. Y luego, por Brooklyn. Me acuerdo del panolis de Dan, de "Gossip Girl", que vive ahí. El guía nos cuenta que hay un poco de mal rollo entre NY y ellos. También lo tienen con New Jersey. Eso sí, copian bastante de NY. El Preston Park es una burda copia del Central Park. También tienen una copia del Flatiron... ¡¡Y de la Estatua de la Libertad!! Original, aparte del puente, es la pizza en el "Antonio's". Best pizza ever.

Entramos en la noche de NY. Times Square está petadísima de gente. Lo flipo. Luces por todos lados. Los edificios, altísimos, me desnucan. Me siento abrumada. Esto es la pera. Y dios... los negros son super guapos.

-24.11.10:
Hoy hace sol. Pero más frío que ayer. Repetimos con el waffle. Y yo con los cereales. Hoy llevan marshmallows de colores. Y de paso, aprendemos a usar el bus de línea de New Jersey.

Madre mía, todos los buses del Citysight tienen problemas con los micros. Pero Denise se lo curra. Qué tía más pirada. Nos cuenta donde vivió y murió Heath Ledger. Cómo envolver regalos tirados de precio en las cajas de Macy's, y nos señala el parque donde empezó toda la liberación del movimiento gay en Nueva York, entre otras cosas. Apaga el micro en Bleecker's Street porque ponen multas. Parece mentira. En las avenidas cada dos por tres están tocando el claxon. Y en calles algo más tranquilas te ponen multas de hasta 350 dólares por hacer ruido innecesario. FLI-PAN-TE.

Nos bajamos en el Battery Park, para ir con el Ferry a ver a la señorita Estatua de la Libertad. Hay ardillas por todos lados. ¡Qué día tan espectacular! Una se pregunta, ¿dónde coño está la polución en esta ciudad? No se ve. Un poco raro. En Barcelona la ves desde cualquier sitio.

Hace un frío del carajo en el barco. Pero madre mía, la tía impresiona como nadie. Aún así, hay gente que siempre se espera algo mucho más grande. Y yo, qué queréis que os diga, me gusta más la Estatua de la Libertad de la realidad alternativa de Fringe. Pasamos por Ellis Island y dejamos constancia de que en ningún momento de la historia de NY ha habido ni un Paz, ni un Rekers, ni un Vazquez. Somos europeos 100%. Se curran las gráficas aquí.

Volvemos y buscamos un sitio para comer. Entramos en Velseka. Los macarrones con queso no son nada del otro mundo, pero la tarta de queso... Dios, la tarta de queso. Espectacular. Y aprendemos que en el precio no incluyen las tax. Eso siempre te lo ponen después, cuando hacen el ticket. Y te sugieren que dejes un 12, un 15 o un 20% de propina. Porque sabedlo ya, desde ahora, hay que dejar propina o te zurran. Aunque el servicio sea penoso. Claro que si te vas a un McDonald's pues eso que te ahorras. Pero, avisados quedáis.

Nos vamos a hacer el Uptown. En qué momento. Hay un tráfico horroroso. Menos mal que es sólo en dos largas calles. Pasamos al lado de la tienda Apple y nos cuenta el guía (un tipo que parece gay, pero que está casado con una rusa de la cual quiere pensar que no es ninguna espía) que es el tercer edificio más fotografiado de NY. Los apartamentos valen 3 millones de dólares. Brad Pitt y Angelina Jolie tienen uno por ahí. Y no sé cuántos famosos más. Incluso Vin Diesel. Nos cuenta el guía, que es muy de cine, de series y de famosos, que Vin Diesel tiene un hermano gemelo. Yo me quedo super flipada. Y añade que es igualito, pero con pelo. Pasamos con el tour por el Harlem. No es que me de miedo, pero prefiero no pasear por ahí. Ni siquiera a plena luz del día. Por si acaso. Empezamos a bajar.
Pasamos por la zona Upper East Side, donde está ambientada "Gossip Girl". Nos cuenta una anécdota de la serie pero yo no la oigo bien. Aún así, me río asintiendo con la cabeza porque sólo he oído Chuck Bass. Pasamos por no sé cuantas embajadas y por no sé cuáles museos. Y el Central Park, a nuestra derecha y a oscuras, nos espera para el día siguiente. El guía nos cuenta que, según un libro que hace unas semanas se compró, Central Park no es un parque natural, sino que todo, ABSOLUTAMENTE TODO, está hecho por la mano del hombre. Vale, excepto un lago. Todo lo demás, está tallado, diseñado y colocado por unos cracks que decidieron que NY necesitaba un pulmón. A todo esto, durante todo el tour, el guía nos aconseja sobre a qué horas llegar a NY al siguiente día, porque es Thanksgiving y Macy's organiza el desfile.

Más polis. Algunos, a caballo. Las alcantarillas echan vapor, sí. Igualito que en las películas. Lo que más me flipa, aparte de los negros guapísimos que hay por aquí (y no hablo de pijetes), es que lo que se ve en las pelis es tal cual lo vemos aquí. Creedme, el policía gordo y seboso comiendo donuts existe y estará en alguna esquina de la 7th Avenue sentado en el coche patrulla. Y la negra loca que grita y gesticula con sus uñas larguísimas y falsas mientras habla por el móvil con un acento de Nueva Orleans... sí, esa la tengo yo al lado ahora mismo.

NY impresiona. Pero de noche quita el habla.

-25.11.10:
Happy Thanksgiving, NY!

Quiero pensar que vamos a llegar a tiempo para el desfile de Macy's del día de Acción de Gracia, mientras veo a una niña con trenzas metiéndole prisa, graciosamente, a su madre, porque el desfile se va a terminar y ellas todavía están ahí. Son las 8.17. Y no empieza hasta las 9.

Subimos la cuesta del demonio para llegar a la parada de bus. Las casas son de madera. De esa madera que aquí en Europa vemos rota cada vez que un tornado pasa por los EEUU y tenemos la noticia en la TV. De esa madera.

No hay tráfico. Increible. Llegamos en 20 minutos. Inexplicablemente, conseguimos un punto visual óptimo para el desfile. La 7th Avenue con la 42, justo donde hacen uno de los giros del recorrido. Son las 9. Dentro de a lo mejor 20 minutos aparecerá un Snoopy gigante delante nuestra. Cuanta gente hay aquí, por dios. Trescientos mil niños rodeándome y quejándose de que no ven un carajo. Hay un montón de hispanos. Un chico, delante mía, manda un mensaje de Acción de Gracias a más de medio listín telefónico suyo. La pasta que se va a dejar.

Ya empiezan a llegar. Qué grandes que son, joder. Y el frío que tienen que pasar las chicas bailarinas. Esos trajes de cheerleaders... brrrrrrr. ¡¡Estamos a 2 ó 3 grados!! Me duele horrores la espalda y tengo los pies congelados. Pasa Kayne West. Unos niñatos de algún canal de Disney. Y Jessica Simpson. Menos mal que no han traído a los Jonas Brothers. ¡Oh, Epi y Blas! Esto es increíble. Bob Sponja. Una foto para mi hermano. Shrek. Una foto con él de fondo, para perfil de feisbuk. ¡¡Buzz Lightyear!! Y suena "Thriller" de Michael Jackson, a base de trompetas, trombones y platillos. ¡Pero qué increíble!

Cada vez estamos más cerca del desfile. Sigue habiendo un montón de gente. Faltan no sé cuántas figuras y el dolor en la espalda comienza a ser serio. Pero el desfile es impresionante. Puedo morir tranquila.

Las once y pico. Santa Claus pasa volando (quiero decir, muy deprisa). La gente empeiza a dispersarse de una forma super ordenada. Y en algunas tiendas ya empiezan las rebajas. Hago mi primera compra, impulsada por el frío de la calle.

Entramos en Roxy's. Sólo para tomar café y cheesecake. La tarta resulta la mejor tarta de queso que he probado en mi vida. Vale casi 10 dólares. Es enorme el trozo. No quiero que se acabe.

Subimos hasta el Central Park. Y empieza a llover. Nos ponemos unos chubasqueros tan asquerosamente guiris que hasta me hacen gracia. El parque es enorme. Y la época es la ideal. Los árboles están perdiendo parte de sus hojas, de distintos colores. En fin, un flipe. Me siento una movie star. Y las ardillas... ¡¡¡están everywhere!!! Digno de admiración. Los neoyorkinos salen a correr estemos a 1 grado y lloviendo.

Llegamos a "Strawberry Fields" y el "Imagine" de John Lennon. En cada aniversario de la muerte del Beatle más famoso, Yoko Ono y el hijo de ambos van al Strawberry Fields y cantan sus canciones.

Nos perdemos queriendo salir. Esto es INMENSO. Conseguimos salir. Menuda paliza. Pero seguimos adelante. Y nos vamos al Rockefeller Center. Top Of The Rock. NY de noche, desde las alturas. Me muero.

(las fotos, en unos días, en el feisbuk)
(la 2da parte, a lo mejor mañana)

¡Feliz post nº300!