31/8/07

Texto

"[...]Y luego ella le hablaba de la vida que había anidado en su interior desde que se encontraran en el parque. Con palabras precisas le explicaba cómo había alimentado esa existencia secreta mientras los meses perdían su posición vertical y caían sin ruido sobre las ambiciones, los fracasos, las inquietudes o los triunfos de la vida diaria. Y cómo se había ido acomodando de manera insensible a las dos existencias -una de ellas oculta- que tenía que arrastrar frente a los otros seres, al parecer dotados de una rara unidad que les permitía invertir su energía en la única dirección en que actuaban. Le contaba cómo había aumentado el amor y cómo la pasión había crecido también a sus expensas, hasta el punto de que el equilibrio entre ambas vidas -descompensadas ya sus fuerzas- comenzaba a quebrarse en beneficio de la que pesaba más, la oculta. Y ella, tan incrédula que era antes, dejó de preocuparse un día por el sarampión de su hija y olvidó el cumpleaños de su marido y abandonó su colección de sellos y a punto estaba de delegar en los demás la responsabilidad de su supervivencia aparente, porque no deseaba otra cosa que instalarse en la zona real y oculta de su ser, donde mantenía diálogos interminables con él, con quién vivía en calles subterráneas y doradas que se abrían en el interior de su dañado pensamiento."
"El Desorden de tu Nombre", de Juan José Millás

1 comentario:

Alonsa dijo...

Este texto me dice muchas cosas. Creo que explica un proceso que nos parece inexplicable. Algo imprevisible; que sin buscar aparece de repente. Algo que se rehúsa normalmente, se tacha de inmoral o de locura, pero que te va ganando y te atrapa casi sin darte cuenta de ello, mostrándote así una manera de ser que no conocías, una faceta de ti que creías impensable y que finalmente debes aceptar como una realidad... ¿me equivoco? u.u