8/1/07

Back to the City

Estoy de un lado para otro. No paro. Cuando me acostumbro a uno, vuelvo al otro. Cuando me he acostumbrado al otro, vuelvo al uno. Siempre pienso en lo genial que sería poder fundir ambos lugares. Tener mi casa y mis padres...Vivir en Santa Ponsa, un sitio tranquilo en el que he aprendido a mirar más allá de la gente. Ver los secretos que esconde. Tener un trabajo temporal agradable (en según qué momentos no) que me da dinero para costear lo que estoy estudiando. Y tener lo que ofrece Barcelona, una ciudad grande, con buen medio de transporte, más posibilidades para cualquier cosa, la escuela de fotografía... Sería la felicidad completa para mi. Pero bueno, no todo se puede tener en esta vida. Hay que luchar. Y me alegro de que, aunque no pueda tener ambos sitios en el mismo lugar, puedo estar en los dos, y estoy capacitada para sobrevivir en ambos.

Hoy iba hacia clase... Me hace gracia pensar en ello (no en el hecho de que fuera a clase, sino en lo que ahora procedo a describir), y parece un constante detalle que tiene que existir en mi vida aquí, en Barcelona, aunque sea una soberana gilipollez. La cuestión es que tengo unos 100 metros (o algo así, la verdad es que yo, calculando distancia, soy tan mala como dibujando) que recorrer desde el piso hasta la parada de metro. Justo en el último cruce, en la acera, hay una baldosa mal puesta, por lo que, si pisas en ella, te puedes torcer el pie. Yo no sé cómo lo hago, pero siempre acabo pisándola. Hoy ha sido como casi todas las mañanas al ir a clase. Antes de cruzar, pum, pisé la baldosa, hice un ademán para disimular, y mientras cruzaba, sonreía... porque me hace gracia. A ver si aprendo de una vez a no pasar por encima de ella.

1 comentario:

Sayuka Sûa dijo...

Torpeee xDDDD

Yo sólo he experimentado la vida con mis papis queridos, y tengo bien seguro que cuando me vaya los echaré muchísmo de menos.