3/1/07

Mi tierra

Es increíble lo poco que conozco mi pueblo. Llevo 20 años viviendo aquí, y es tan pequeño, que me parece mentira que no haya descubierto antes los sitios en los que estuve el martes con mi padre, cuando decidimos salir a hacer fotos (él era mi apuntador xD). O lo poco que me he parado a mirar las cosas durante 19 años. Es como si hubiese estado ciega. Antes no me paraba por la calle sorprendida por cualquier cosa. Tampoco me interesaba ir a este u otro sitio, a conocer sus secretos.

Pero todo cambia. Las personas cambian. Yo no sé en qué momento exacto comencé a maravillarme por tonterías. A pararme por la calle a mirar los edificios y cómo la luz del sol los recortaba. No miraba por la ventanilla del avión y decía: "qué estupenda imagen para fotografíar", emocionada por ver algo tan inalcanzable como lo es el cielo cubierto de nubes.

El martes avancé. Durante toda mi adolescencia, la playa la exploré hasta cierta distancia. Nunca avancé más. Pero ese día mis pasos siguieron, y vi cosas hermosas. Cosas que no conocía de Santa Ponsa y que, aunque el turismo se hubiera llevado gran parte de su encanto, aún residía allí, y lo hacía deseable.

También descubrí un pequeño lugar secreto que calma el alma. Había estado ahí antes. Dos veces. Una, cuando un día me dio recorrer parte de Santa Ponsa con el coche y pararme ahí y mirar a ver qué había. Otra, descubriéndoselo a dos personas que decidieron pasar unos días aquí. El martes investigué más el terreno, y descubrí lo que una costa puede dar de sí. Qué cuevas magníficas. Qué rocas tan grandes, y qué azul del mar tan intenso. Quiero volver ahí y pasarme el día viendo lo bonito que es algo tan simple.

Hoy he ido hasta un mirador. Delante de mi, tenía dos islotes pequeños y verdes. Parecían algo insignificante ante lo grande que es el mar. Pero a la vez, resultaban intimidantes. Por algunas complicaciones, no pude bajar a lo que sería la costa en sí. Pero hay escaleras, así que mañana o el sábado volveré, con la cámara, y ese lugar no se escapará.

Parece mentira. Aún me acuerdo del viaje en coche alrededor de la isla que hice con mis tíos cuando estaban aquí. Me gustaría volver a hacerlo. Y recorrer el otro lado de la costa, donde hay un lugar llamado Cala D'Or que conquistó este verano mi corazón. Quiero saber de esta isla. Quiero saber de mi tierra. Quiero saber de mí misma.

2 comentarios:

Sayuka Sûa dijo...

Aiiiis, que bonito es explorar y conocer cosas nuevas de la tierra que te vió crecer. Es que la naturaleza es realmente asombrosa, nos brinda con fenómenos excepcionales que no tienen conparación con nada. Y nosotros lo único que hacemos es destruir esa naturaleza, pasar de su maravillosa manera de hacer las cosas y centrarnos en las cosas puramente materiales que nos ofrecen velos de lo que puede aportarnos en un segundo el ver un arcoiris gigante, o un simple árbol en el que nunca habías reparado antes.
Yo suele explorar mucho la aldea, es algo que me encanta y hacer fotos, a nivel de aficionada, claro xDD Pero al día de hoy aún descubro cosas que me sorprende y pienso en lo precioso que es el verde de mi tierra, lo húmedo y la brisa gallega que hace que cada día ame más esta tierra.
Ais que patriarca me he puesto tú xDD

Anónimo dijo...

A veces tenemos que alejarnos de nuestras cosas para verlas de otra manera y descubrir que son más hermosas de lo que nunca imaginamos.

Ahora que "has abierto los ojos" no dejes de explorar ;)