6/4/10

Relato nº 2

Tenía el martillo en la mano. Cubierto de sangre. La cabeza de Hugo estaba destrozada. Hecha pedazos. Irreconocible, en el suelo. El resto de su cuerpo, inerte, todavía estaba pegado a ella.

Le miraba con los ojos vacíos, como si en realidad no le viera. Pero estaba allí. Y le miraba. Todavía no comprendía si lo que acababa de hacer era una respuesta producida por el odio o, simplemente, la mera prueba de saberse capaz de hacer algo así. El ser consciente de su propio instinto de supervivencia.

A pesar del vacío, se sentía liberada. Liberada de la presencia de Hugo. De su voz, su fuerza, sus manos. Llevaba tantos años aguantando a aquel cabrón que no sentía ni un solo remordimiento por haber hecho aquello con su cabeza.

Se quedó media hora ahí parada, todavía con el martillo en la mano. Observando el charco de sangre en el suelo. El rostro destrozado. Todo había pasado demasiado rápido. Había oído cómo metía la llave en la cerradura de la puerta. Y en ese momento, siguió un impulso. Sus piernas la levantaron de la butaca y fue hacia el lavadero. Su mano, directamente, buscó la caja de herramientas. Su cuerpo y su mente estaban conectados. Algo le decía que hoy era el día en el que se acababa la tortura. Las ansias, el odio y la rabia salían de sus entrañas. Cogió el martillo y se dirigió hacia la entrada. Y ahí estaba él. Con su cara aborrecida. Sus manías. Su monotonía. Su falsa hombría. Sin más, sin que él lo esperara, le dio el primer martillazo en la sien. Hugo cayó inconsciente al suelo. Pero no tenía suficiente y siguió golpeando la cabeza de aquel hijo de puta, hasta dejarlo como estaba. Muerto. Sin vida. Sin amenazas.

Volvió a mirar el cuerpo de Hugo. Y respiró tranquila. A partir de ese momento, se sentiría segura. A partir del primer martillazo que había dado, aquel cabrón no volvería a ponerle la mano encima.

1 comentario:

Alonsa dijo...

Me ha recordado mucho al estilo del autor de Déjame Entrar. Y es un texto terapéutico. Una se descarga de la tensión acumulada con tanta mierda de violencia de género.