15/2/09

2004

"-¿Qué enfermedad tiene?
- Podría decir que una fractura en el alma. Algo que me ha aficionado al olvido."

Empezando a empaquetar cosas del piso, aprovechando que mi padre viene a finales de Febrero con el coche, me he encontrado con mi Moleskine del año 2003-2004. No era, en absoluto, mi mejor año. Creo que pasé algún tipo de depresión sin ser consciente de ello. Se me ha partido algo al leer algunos días... alguno en concreto.

Mi madre me llevaba a clase en coche, todas las mañanas, cuando empecé el ciclo de Animación Sociocultural. Yo era otra completamente diferente, tanto física como psíquicamente. Un día en concreto, poco después de que mi madre volviera de Andorra (se había ido a esquiar con una amiga), discutimos en el coche. Se ve que mi madre había visto en mí un cambio de humor brusco. Bueno, más que verlo, mi padre le había comentado que, durante su ausencia, yo había estado de buen humor, y a su vuelta, me había vuelto gris. Me preguntó si era ella la que me hacía infeliz.

Ese mismo día, no fui a clase. No llegué a entrar al instituto. No podía parar de llorar. Iba de un lado a otro, intentando llegar a algún tipo de conclusión sobre la discusión que había tenido con mi madre. Por aquel entonces, mi forma de ver las cosas era muchísimo más pesimista de lo que puede ser ahora, y en vez de pensar en el motivo y valor que tenía que haberle echado mi madre para hacerme esa pregunta, y el dolor que podía experimentar por ver a su hija en ese estado, solo pensaba en mí misma y en una forma de evadirme de todo eso. De desaparecer. Solo hay un día en el que me sentí más desgraciada que ese, y tan sólo había sido unos meses antes. Quise llamar a casa, para que viniera a buscarme, pero no lo hice.

No sé si llegué a decírselo nunca, pero durante los días en los que estuvo en Andorra, yo no estaba de mejor humor. Me acuerdo de un día en concreto. Volvíamos mi padre y yo en coche. Estábamos pasando por la rotonda del Marineland. Me empezó a hablar de mi hermano (por aquel entonces ya en Barcelona). Yo miraba hacia fuera y lloraba, en silencio. Que no lo viera, no quiere decir que no estuviera ahí.

De verdad que se me ha partido el corazón al leerlo. Ver desde tan lejos aquellos días... verme así... Y saber, que por mi culpa, mi madre también lo estaba pasando mal... el no darme cuenta por aquel entonces, encerrada en mi propio egoismo... Duele.

Pero me reconforta saber que he cambiado, y mucho. Me reconforta saber que ya no estoy en ese punto de mi vida, sino que, a partir de ahí, he ido sólo hacia delante (unas veces más, otras veces, menos). Y que la relación con mi madre ahora es sana, agradable. Y que, fue realmente, gracias a ella, por la que salí de ese agujero.


2 comentarios:

Alonsa dijo...

¿Qué te pasó en el 2004 que tejó tan triste? ¿Es lo que pienso?
De cualquier forma, este ha sido un post muy bonito.
Yo sólo quería decirte que, como persona relativamente "nueva" en tu vida, he podido ir apreciando ese cambio que se ha obrado en ti, y me siento suertuda por haber podido presenciar esa transformación, y a la vez orgullosa de ti, de ver que ahora eres una persona más abierta, más alegre, más activa, más madura, más independiente y, sin embargo, sigues conservando esas cosas que te hacen tan especial, como tu forma de pensar, tu manera de observar el mundo y de valorar a la gente que te rodea.
:)

Iriel dijo...

Recuerdo esos tiempos, no sé nada en realidad, pero recuerdo que estabas mal. Se notaba entre toda esta distancia. Y a mí también me reconforta que hayas mejorado tanto. Definitivamente, hoy sos otra persona. Me das esperanzas, más de las que podrías imaginarte.