Las cosas no parece que pasan hasta que te tocan a ti en el hombro y te dicen: "Ey! Hola! Existo y ahora vas a sufrir las consecuencias". Probablemente, las vengo sufriendo desde hace tiempo, solo que no soy consciente. En la subida de productos alimentarios. En la incesante subida del alquiler. Etc, etc, etc.
Pero este lunes la crisis económica ha venido a llamar a mi puerta. O eso decía el que me ha puesto de patitas en la calle del Fnac. Mi VQ2 no me avisó en toda la tarde. Simplemente, sobre las siete y pico, me dijo que tenía que subir con él al despacho, a hablar con el RD (el jefe). Yo, ilusa, pensaba que se trataría de las pre-evaluaciones que se hace a toda la plantilla del Fnac sobre estas fechas. Cuando vi que el VQ2 me trajo el vaso de agua habiéndole dicho yo que no quería, supe que algo no iba bien. Y más aún cuando el RD empezó con unas fatídicas palabras: "Bueno, Míriam... Como sabes, la sección, desde hace unos meses, no cumple con el mínimo presupuesto que hemos de cubrir..." Y así hasta decirme que, lamentablemente, y a pesar de que no tenían ni una puta queja de mí y que les gustaba mi trabajo, no me iban a renovar. En ese largo espacio de tiempo, con los ojos rojos (no sentía nada más que impotencia de no saber qué decir), se me vino el mundo encima. Lo primero que pensé fue: "El aquiler... No voy a poder pagar el alquiler." Luego pensé en la gente que iba a dejar atrás. Luego volví al inicio. Me bebí todo el vaso de agua. Pregunté por pañuelos, y no tenían. Me fui al baño a desahogarme a gusto. Tuve que volver a firmar un papel, con los ojos ya hinchados y rojos. Me decían que lo sentían, que no era una decisión de ellos, sino de los jefazos, y que, aunque no la compartían, tenían que tomarla. Que sería la primera a tener en cuenta en campañas navideñas. A mi todo eso ya me importaba tres narices. Yo seguía pensando en el alquiler. En tener que empezar de nuevo. Y sino, en que el 80% de mi puto sueldo que vendría a ser el paro, no me daba para pagar el alquiler y poder comer a la vez.
Bajando de nuevo hacia la tienda (eso fue lo peor... volver a la tienda de la que me acababan de echar en palabras y dentro de 20 días), el VQ2 me preguntó si estaba bien. Sé que es por educación... pero joder, hay cosas que sobran. Me acababan de decir, en pocas palabras, que mi trabajo no valía más que el de un puto vago. Cómo narices voy a estar bien. Sé que es más barato no renovar a alguien a quien se le acaba el contrato que despedir a un fijo. Sé que lo que le interesa a la empresa es la venta, y los trabajadores vienen y van. Pero mi orgullo es mi orgullo, y que me sitúen a la altura del betún ha sido, para mí, indignante... más sabiendo que mi trabajo ha sido siempre constante. "Si fuese por mí, tú no te ibas" dijo. Pero no es por ti, es por ellos. Y a ellos les importa una mierda.
El lunes llegué a casa destrozada. Salí con el mejor humor del mundo del piso, todavía con el subidón de Coldplay y con la noticia de que Ari vendría conmigo a Mallorca los días que había conseguido en el trabajo (irónico), y llegué con el alma por el subsuelo. El martes dolía mirarme en el espejo. Intenté superar la mañana como pude. Al mediodía ya estaba en fase de rabia. El miércoles daba la razón a mis compañeros cuando me decían que incluso me habían hecho un favor. Y hoy pienso que al FNAC le van a dar por el culo.
Me pondría a dar vueltas al asunto. Pero mira, a lo mejor es hora de que me quite el chaleco. No estoy destinada a acabar ahí. Y como decían Arnau y Patricia: "Lo bueno ya lo tienes", que son ellos.
Pero este lunes la crisis económica ha venido a llamar a mi puerta. O eso decía el que me ha puesto de patitas en la calle del Fnac. Mi VQ2 no me avisó en toda la tarde. Simplemente, sobre las siete y pico, me dijo que tenía que subir con él al despacho, a hablar con el RD (el jefe). Yo, ilusa, pensaba que se trataría de las pre-evaluaciones que se hace a toda la plantilla del Fnac sobre estas fechas. Cuando vi que el VQ2 me trajo el vaso de agua habiéndole dicho yo que no quería, supe que algo no iba bien. Y más aún cuando el RD empezó con unas fatídicas palabras: "Bueno, Míriam... Como sabes, la sección, desde hace unos meses, no cumple con el mínimo presupuesto que hemos de cubrir..." Y así hasta decirme que, lamentablemente, y a pesar de que no tenían ni una puta queja de mí y que les gustaba mi trabajo, no me iban a renovar. En ese largo espacio de tiempo, con los ojos rojos (no sentía nada más que impotencia de no saber qué decir), se me vino el mundo encima. Lo primero que pensé fue: "El aquiler... No voy a poder pagar el alquiler." Luego pensé en la gente que iba a dejar atrás. Luego volví al inicio. Me bebí todo el vaso de agua. Pregunté por pañuelos, y no tenían. Me fui al baño a desahogarme a gusto. Tuve que volver a firmar un papel, con los ojos ya hinchados y rojos. Me decían que lo sentían, que no era una decisión de ellos, sino de los jefazos, y que, aunque no la compartían, tenían que tomarla. Que sería la primera a tener en cuenta en campañas navideñas. A mi todo eso ya me importaba tres narices. Yo seguía pensando en el alquiler. En tener que empezar de nuevo. Y sino, en que el 80% de mi puto sueldo que vendría a ser el paro, no me daba para pagar el alquiler y poder comer a la vez.
Bajando de nuevo hacia la tienda (eso fue lo peor... volver a la tienda de la que me acababan de echar en palabras y dentro de 20 días), el VQ2 me preguntó si estaba bien. Sé que es por educación... pero joder, hay cosas que sobran. Me acababan de decir, en pocas palabras, que mi trabajo no valía más que el de un puto vago. Cómo narices voy a estar bien. Sé que es más barato no renovar a alguien a quien se le acaba el contrato que despedir a un fijo. Sé que lo que le interesa a la empresa es la venta, y los trabajadores vienen y van. Pero mi orgullo es mi orgullo, y que me sitúen a la altura del betún ha sido, para mí, indignante... más sabiendo que mi trabajo ha sido siempre constante. "Si fuese por mí, tú no te ibas" dijo. Pero no es por ti, es por ellos. Y a ellos les importa una mierda.
El lunes llegué a casa destrozada. Salí con el mejor humor del mundo del piso, todavía con el subidón de Coldplay y con la noticia de que Ari vendría conmigo a Mallorca los días que había conseguido en el trabajo (irónico), y llegué con el alma por el subsuelo. El martes dolía mirarme en el espejo. Intenté superar la mañana como pude. Al mediodía ya estaba en fase de rabia. El miércoles daba la razón a mis compañeros cuando me decían que incluso me habían hecho un favor. Y hoy pienso que al FNAC le van a dar por el culo.
Me pondría a dar vueltas al asunto. Pero mira, a lo mejor es hora de que me quite el chaleco. No estoy destinada a acabar ahí. Y como decían Arnau y Patricia: "Lo bueno ya lo tienes", que son ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario