3/5/08

Semana 3/4.

Durante una semana, había estado tranquila. Disfrutando de las horas de trabajo con sus compañeros y evadiéndose cuando se cruzaba con algún cliente que sólo iba ahí para retorcer la estabilidad emocional de los vendedores. Se había incluso olvidado de la mirada de él y se había limitado a estar.

Pero el lunes había vuelto y parecía que traía el alma renovada. No se había cruzado con él, porque no quería buscarle. Y desde la distancia se dijo a sí misma que no tenía que dar rienda suelta otra vez a esa pequeña obsesión.

El martes consiguió acercarse a él, con una excusa. No es que, exactamente, lo consiguiera, pues el acercamiento fue más bien casual hasta el momento en que ella pensó en ese nuevo movimiento como algo a favor de la(su) situación. Una risa concedida, real y sincera. Una conversación trivial. Y su mirada.

El miércoles fue un día cuanto menos curioso. Antes de fijarse en él más allá de lo que podía ser un simple compañero de trabajo, cuando llevaba dos semanas trabajando, una mañana, en el metro, se cruzó con él. Él no la vio, pero ella reparó en él porque era "el que desentonaba". El que había venido alguna vez a la sección con una cliente pidiendo por su ayuda, y se había ido dando un gracias con una amplia sonrisa. Ese mismo miércoles, se lo volvió a cruzar. Pero esta vez, él reparó en ella. Primero, extrañado, y luego saludándola con una pequeña sonrisa de sorpresa. El día sucedió, para ella, como algo más ligero de llevar. En el trabajo, mientras preparaba un equipo de sonido, él se había acercado a su sección y se había parado a hablar con ella. Intentó guardar (ella) la compostura, queriendo esconder la sorpresa que sentía puesto que era él quien se había acercado y preguntaba el por qué de su madrugón. Intercambiaron unos pequeños detalles personales que a cualquiera le podían parecer lo más insignificante en una conversación entre compañeros, pero ella veía y comprendía más allá de las palabras que se decían. Mentalmente, y a una velocidad pasmosa, iba atando cabos, y aunque esos nuevos datos no la favorecían en absoluto, se alegraba de que al menos, habían dado ya un pequeño paso y quién sabe si a partir de entonces, el grado de confianza era un poco más grande como para pasar del simple "Hola" a una complicidad más elaborada.

El viernes fue la prueba física de que, por primera vez, tenía razón. Se lo cruzó, y ambos se sonrieron con una amplia sonrisa muy sincera, mientras él sujetaba la puerta para que ella pudiera pasar. Un pequeño sentimiento de bienestar recorrió su cuerpo y se dijo a sí misma que se controlara... que había otros temas personales que tendría que atender, antes o después. Pero cada vez que lo veía (porque más tarde aparecería por su sección a dejar unas cosas), se olvidaba de todo lo demás, y sólo existían esos ojos casi negros, perfectos y grandes, con su acidez característica. Cruzaron cuatro bromas y cada uno volvió a lo suyo. Para ella su pareja no existía. Y su otro asunto personal iba apareciendo y desapareciendo, sin querer asentarse en su mente. Por último, una pequeña consulta que él se la resolvió sin más, pero queriendo facilitarle las cosas, le recomendó que si se veía en un apuro, mandara el cliente a su sección. "No... más que nada, es para conocer el producto y saber de lo que hablo." Él sonrió pero volvió a hacer hincapié.

Mientras, intentaba acercarse a uno de sus compañeros de sección que trabajaban con él. No para sacarle información, sino para irse integrando, poco a poco, en el grupo. Y el método tenía sus resultados. Cada vez se sentía mejor en aquel lugar. Dando pequeños pasos que, hace años, hubieran sido impensables. Se despojaba de cualquier tipo de vergüenza e intentaba avanzar.

A pesar de todo, había una tercera persona que había entrado en juego. Pero todavía no sabía desde qué punto analizar la situación, ni cómo tomárselo. Y no podía deshacerse de aquella mirada... Por mucho que quisiera. Era su pequeño talón de Aquiles.

1 comentario:

Alonsa dijo...

Uhmmm... temo que la protagonista perderá el control en algún momento, se olvidará de esa tercera persona, de esa voz interior que le pide cautela, y cuando menos se lo espere estará buscando otra vez esos ojos que la traen loquita... pero bueno, a ver qué ocurre el próximo capítulo ^^

Besotes! :@@@@@@@@@@