16/3/10

¿Quién mató a Laura Palmer?

Twin Peaks marcó todo un antes y un después en la historia de la televisión. Algo así como Lost en nuestro tiempo actual. Bien se podría decir que de dos formas bien distintas. La producción de David Lynch y Mark Frost supuso toda una revolución en la televisión de aquellos años. Capítulo tras capítulo, la gente se enganchaba cada vez más a las idas y venidas de los personajes de Twin Peaks, intentando descifrar los misterios del pueblo y encontrar la respuesta a la tan famosísima pregunta "¿Quién mató a Laura Palmer?" (me acuerdo que, por aquel entonces, yo no tenía la edad suficiente como para ver [y entender] una serie de este calibre... pero asociaba el famoso nombre de Laura Palmer a Pesadilla en Elm Street y pensaba que Freddy Krueger era el asesino de la joven de Twin Peaks). Hablaba de dos formas bien distintas porque son productos muy diferentes en tiempos muy diferentes. Twin Peaks tuvo una repercusión tal que incluso dentro de la propia televisión tuvo sus propios debates en diferentes cadenas. Lo que hoy se hace con realities, se hizo en su día con este gran monstruo de la televisión. En el caso de Lost, toda la repercusión que está teniendo se está viendo en internet.

En un excepcional y magistral episodio piloto, nos presentan, discretamente, un pueblo peculiar, curioso y único, que se ve trastocado tras el descubrimiento del asesinato de una joven de dicho pueblo, la archiconocida Laura Palmer. Asesinato que sirve de mera excusa para crear un producto mágico y lleno de peculiaridades, tan característico de la filmografía de David Lynch. Una serie que sirvió para mostrar a todos los telespectadores y otras cadenas de televisión que se podía hacer algo grande para algo pequeño. Una obra maestra para la pequeña televisión, lejos del cine y su gran pantalla. Todo un acontecimiento, puesto que provocó un seguimiento masivo de la serie por parte de los espectadores, consiguiendo que se involucraran, de una forma casi obsesiva, en la historia e intentaran descubrir, como fuera, la gran incógnita que rodeaba toda la serie y cada una de las tramas del producto. Algo sorprendente para los tiempos que corrían. La crítica y el público se sumieron en una sola voz otorgando a Twin Peaks un puesto privilegiado en la parrilla televisiva norteamericana.

Con una primera temporada mágica y redonda de ocho capítulos, y una segunda de 22 capítulos, la serie tiene un punto de inflexión importante, en el preciso momento en el que se descubre, de una forma espeluznante, al asesino de Laura Palmer. Luego, un bajón en las tramas, un sinsentido algo ridículo que le quita algo de mérito a esta gran serie... para más tarde retomar casi la mejor Twin Peaks que se había visto a lo largo de los últimos 6 capítulos y finalizarla con unos últimos 20 minutos de infarto, que Davin Lynch se tomó como venganza a la cadena televisiva por: 1) obligarle a desvelar al asesino de Laura Palmer antes de lo que él hubiese querido; y 2) por cancelarla.

Hablar de Twin Peaks es hablar de sus personajes. De todos y cada uno de ellos. Peculiares. Únicos. Excepcionales. Misteriosos. Inquietantes. También es hablar de su banda sonora. Una de las mejores bandas sonoras compuestas para una serie televisiva. Una música exquisita que acompañaba a una fotografía tensamente calmada, siempre sospechosa y perturbadora. Es hablar de la interpretación del Bien y el Mal. Del significado de los sueños. De los miedos. Del amor. De la locura. De los secretos. Pero sin duda, es hablar de otra forma de televisión. Algo irrepetible que posiblemente no volverá a suceder. No en la misma medida. No con la misma calidad. Y no con la misma nostalgia.

Lo que he sentido yo con esta serie no lo he sentido con ninguna otra. El ambiente que se consigue a lo largo de toda la serie es tenso, opresivo y te hace estar alerta, siempre con ansias de más. Hacía tiempo que no sentía tan fuerte la presencia del Mal retratado en una serie. Realmente Twin Peaks me ha acojonado y me ha hecho disfrutar a la vez de lo bien conseguidos que están retratados el miedo, la debilidad y la ira del hombre. Se dosifica muy bien la información, aunque nunca se sepa realmente qué estamos viendo y qué estamos interpretando. Un solo plano con la música de Angelo Badalamenti es capaz de poner los pelos de punta. De tensar el cuerpo y sentirnos completamente entre el miedo y la expectativa... la exquisitez de querer saber qué hay al otro lado. La iluminación también tiene una importancia vital. Y la recreación y resolución de según qué momentos importantes a lo largo de la serie... es para quitarse el sombrero. La escenificación que crean en esos momentos claves y la poesía visual que utilizan para enseñarnos qué está pasando es asombrosa. Y es que tengo que decirlo... aparte del sueño de la Habitación Roja del Agente Cooper, la primera visita del Gigante, y la escena inicial de la segunda temporada... el gran momento en el que nos revelan quién mató a Laura Palmer es IM-PRESIONANTE.

No voy a entrar en detalles. Creo que Twin Peaks es una experiencia que todo ser humano apasionado del cine y las series se debería otorgar una vez en la vida. Quiero decir... ¡uno no se puede morir sin haber visto esta serie! Yo he tardado 25 años. Pero nunca es tarde. Nunca es tarde para comprender que era imposible que Freddy Krueger matase a Laura Palmer. Nunca es tarde para disfrutar de esta pequeña gran joya de la televisión que jamás se volverá a repetir y que, aún hoy, 20 años después, se considera una de las mejores series que se han parido en esta realidad. ¿Cómo será la Twin Peaks de la realidad alternativa?

Fuego camina conmigo.

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