29/1/11

White Rabbit

¿Y ahora qué?

Había decidido, hoy, en un arrebato, actualizar el blog. Cuando he entrado, he visto el marrón de la plantilla de antes, y me he cansado de él. Así que me he puesto a mirar las otras plantillas que hay tan molonas pero tan cargadas, y al final me he decantado, otra vez, por el blanco. ¿No es más tranquilo? En fin, que aquí estoy pues, con el blog cambiado, y ahora no sé con qué actualizar.

Qué declive, ¿no? Quiero decir, tampoco es que este haya sido un blog con entradas diarias. El mes con más actualizaciones es de 14. Por norma general, no paso de cinco o seis entradas por mes. Pero últimamente esto está cogiendo telarañas. Y qué decir de mi moleskine. Pasan meses y meses entre una anotación y otra. Que no será por falta de tiempo. ¿Qué me está pasando?

Echo de menos escribir. Mi hermano me lo recordó el otro día, sin quererlo. Pero creo que he perdido mi muso.

13/1/11

Khayman, mi Khayman.

"[...] También le gustaba la sangre de sus víctimas, claro está. No hacía falta decirlo. No formaba parte de su pequeña broma. La muerte no era divertida para él. Acechaba en silencio a su presa, no quería conocer a sus víctimas. Todo lo que tenía que hacer un mortal era hablarle, y él daba media vuelta. No estaba bien, según su opinión, hablar con esos dulces seres de ojos cálidos y luego engullir su sangre, romper sus huesos y sorber su médula, estrujar sus miembros hasta escurrir totalmente la pulpa. Y era así como se alimentaba ahora, con tanta violencia. Ya no sentía mucha necesidad de sangre; pero la deseaba. Y el deseo lo dominaba en toda su pureza arrebatadora, muy distinta de la sed. En una sola noche, podía hacer un festín y despachar tres o cuatro mortales.

Pero estaba seguro, absolutamente seguro, de que una vez había sido un humano. De que había andado bajo la luz y el calor del día; sí, una vez lo había hecho, aunque evidentemente, ahora no podía. Se imaginaba sentado en una mesa de madera, cortando por la mitad un melocotón maduro con su pequeño cuchillo de cobre. Era bello el fruto que tenía ante sí. Conocía su sabor. Conocía el sabor del pan y de la cerveza. Veía el sol brillando en la monotonía amarilla de la arena, que, afuera, se extendía kilómetros y kilómetros. Túmbate y descansa en el calor del día, le había dicho alguien una vez. ¿Era el último día en que había estado vivo?[...]"

La Reina de los Condenados, Anne Rice

11/1/11

La debilidad de Brian Kinney

Brian Kinney: You walked down with me, back to the Jeep, and we were goofing, we were dancing. I kissed you, said "later", and then you turned around and smile. Then I knew why Debbie calls you Sunshine.

El día en que Justin conoció al Violinista, propinó un mazazo al Dios de Pittsburgh. Claro que los únicos que veíamos las repercusiones de que Justin decidiera salir de Babylon de la mano de Ethan éramos nosotros.

Pero qué vamos a reprocharle al Sunshine. Dejarse "amar" por Brian Kinney no debe de ser fácil, cuando esperas algo totalmente diferente, a pesar de saber con quién estás lidiando. Así que, cuando aparece un Violinista que le susurra al oído que es su instrumento, que le promete picnics, soñar bajo las estrellas, y pasarse la vida a su lado, siendo él lo único importante, es normal que sucumba. Y más aún si es guapo, con una voz sensual y un genio del violín. ¿Se puede comparar con eso la falta de compromiso, el egoísmo arrogante de Brian?

Por lo que es comprensible que Justin se fuera con Ethan. Al igual que es comprensible que Brian le dejara marchar. Él le dice: "- You can do whatever the fuck you want. So, why are you still here?", pero no porque le diera igual. Sino porque sabía que nadie se debía nada. Porque sabía que él no podría darle lo que Justin necesitaba. Y porque sabía que con él, Justin no sería feliz.

Esa es la forma de amar de Brian. Desde la Oscuridad. Desde la lejanía. Y desde la más absoluta sinceridad. "- He loves me". "- In ways that I'll never do."

Y Ethan había prometido. Había prometido bajar la Luna. Había prometido romanticismo. Había prometido noches llenas de canciones. Había prometido fidelidad. "I want a guy who only wants to be with me. Who feels that I'm enough for him." Eso decía. Llegó el momento. Un ramo de rosas. Para Ethan. De otro. Y Justin destroza ese ramo de rosas, como el propio ramo de rosas destroza sus propias ilusiones. Le prometieron la Luna pero no disponían de la cuerda suficiente para bajársela.

¿Y Brian? Brian no había prometido nada. Le había dado el mundo, sin saberlo él y sin saberlo Justin, pero no había prometido nada. No había habido engaño. Y porque Justin fue su debilidad, ¡su puta debilidad desde el primer momento!, no tiene absolutamente ningún reparo en dejarle entrar en su despacho, y dejarse querer por el Sunshine.

¿Ethan? ¿Quién es Ethan?

Michael: (a Justin, sobre Brian) If you ask me, he's been pretty good to you. He saved your life, he took you in, he's putting you through school, he protects you, he looks after you... And whether you believe it or not, he loves you, more than he's ever loved anyone.